miércoles, 5 de noviembre de 2008

Sociedad del conocimiento

La noción de sociedad del conocimiento fue utilizada por primera vez en 1969 por un autor austríaco de literatura relacionada con el "management" o gestión, llamado Peter Drucker , y en el decenio de 1990 fue profundizada en una serie de estudios detallados publicados por investigadores como Robin Mansel o Nico Stehr.
Las sociedades de la información surgen con el uso e innovaciones intensivas de las tecnologías de la información y las comunicaciones, donde el incremento en la transferencia de información, modificó en muchos sentidos la forma en que se desarrollan muchas actividades en la sociedad moderna. Sin embargo, la información no es lo mismo que el conocimiento, ya que la información es efectivamente un instrumento del conocimiento, pero no es el conocimiento en sí, el conocimiento obedece a aquellos elementos que pueden ser comprendidos por cualquier mente humana razonable, mientras que la información son aquellos elementos que a la fecha obedecen principalmente a intereses comerciales, retrasando lo que para muchos en un futuro será la sociedad del conocimiento.
Cabe destacar que la sociedad del conocimiento no es algo que exista actualmente, es más bien un ideal o una etapa evolutiva hacia la que se dirige la humanidad, una etapa posterior a la actual era de la información, y hacia la que se llegará por medio de las oportunidades que representan los medios y la humanización de las sociedades actuales. Mientras la información sólo siga siendo una masa de datos indiferenciados (hasta que todos los habitantes del mundo no gocen de una igualdad de oportunidades en el ámbito de la educación para tratar la información disponible con discernimiento y espíritu crítico, analizarla, seleccionar sus distintos elementos e incorporar los que estimen más interesantes a una base de conocimientos), entonces seguiremos estando en una sociedad de la información, y no habremos evolucionado hacia lo que serán las sociedades del conocimiento.



Sociedad industrial


tipo de sociedad que se caracteriza por el industrialismo. La sociedad industrial es resultado de la Revolución Industrial, proceso de evolución técnica, científica e intelectual que se produjo en el mundo occidental a finales del siglo XVIII y principios del XIX, y que modificó la organización socioeconómica, política y cultural. Véase Industrialización.

En aquella época, teóricos sociales como August Comte consideraban que la aparición del sistema industrial y de las ciencias positivas (véase Positivismo) estaban “destinadas a desarrollar la acción racional de la humanidad”. El conde de Saint-Simon, entusiasta de la sociedad industrial, llegó a afirmar que en ella “residen todas las fuerzas de la sociedad y se realizan plenamente las virtudes del hombre”. Para Alexis de Tocqueville era la “sociedad democrática”. Comte captó el impacto del espíritu técnico y científico que iba a dominar en las modernas sociedades industriales, y supo prever la secularización, a través de la cual el pensamiento teológico y metafísico pasó a ocupar un segundo lugar.

En Dieciocho lecciones sobre la sociedad industrial (1962), el sociólogo francés Raymond Aron estudió en profundidad las sociedades industriales que, ya fueran capitalistas o socialistas, presentaban una sola realidad: la civilización industrial. Sus características, por tanto, coincidían en los siguientes rasgos: actividad productora ajena al marco familiar, división del trabajo y concentración de la mano de obra, acumulación de capital y orientación hacia el crecimiento.

El sociólogo francés Georges Friedmann, que rechazó el concepto de racionalidad económica en la sociedad industrial, centró su atención en analizar la organización del trabajo y el factor humano: “el hombre enfrentado a la máquina y a un trabajo parcelario y monótono”.

El interés hacia este tipo de sociedad es importante a la hora de analizar en sociología y ciencia política la evolución económica de un determinado país, y poder establecer las diferencias económicas entre los países más avanzados y los denominados ‘subdesarrollados’ o ‘en vías de desarrollo’.